Ponételo,
quedate ante mis ojos,
y no preguntes por qué,

reluce mi costado mas perverso.

¿Puedes creer que algo
tan simple, tan banal

pueda encender mi deseo?

Decime que creés.



Te vistes para ser tomada con dureza,
para ser destrozada por el placer,

así explotas mi debilidad,
llevándome hasta el límite.

Este juego morboso,
que nos gusta,
es una obsesión
peligrosamente adictiva.

Encaramada en tus tacos,
enaltecida por la imponencia,
brillando en las luces negras,

confundiéndote en el humo.

Déjatelos,
puedo sentir tanto,
no necesito tocarte
para envolverme de pasión.



No te la saques,
aquí ante mis ojos,
complace mi inspiración,
crée en eso tan insignificante.

Esta parafilia,
que nos gusta,
es una obsesión
peligrosamente adictiva.

Y aún tras tu ausencia,
podré saborear la esencia
que viciaste
en el aire y en mis cosas.