necrofilia







En esta noche dispersa
De aliento ardiente y seco
Queman nuestros cuerpos
Con el vaivén del viento.


Tus rodillas moradas de piedra
Recaen en el silencio
Pues tu desnudez
Mató mi ingenua sensatez.


Mi rostro asustado se refleja
En tu vientre pálido
Manchado por la pureza
De mis labios sedientos de sangre.






Duermo de costado
Amarrada a tu sueño eterno
Que golpea muy fuertemente
A mi suspirar eterno.


Quiebro mis pupilas,
Tomo las tuyas,
El amor ya no se arruga
Soy tuya en esta mirada tuya.


Revolcamos carne y pasión
Entre sábanas desorbitantes,
Mi lengua esteparia
Por fin sintió ser deseada.






Los gemidos acurrucan
Mis excitados sentidos,
Hoy duermo dentro de ti
En todas tus venas.


Siento alcanzar la cumbre
De mi existir,
Yo sé que tú sientes tocar
El ardiente infierno morir.


Solos tú y yo
Una vez más,
Solos tú y yo
En toda esta paz.






Cálida tu imagen
En mi arrinconado dormitorio,
Cálida tu imagen
En mi afrodisiaco paradisiaco sueño.

Tus pechos se elevan
Entre mi anatomía inquieta,
Tus manos estrechan
Mi lujuria tremenda.


Corro por las líneas
De tu tersa piel,
Avanzo atropellando
Mi temor a que despiertes.


No despiertes por favor mujer
Que aún no llega
El triste desenlace
Quiero aún resucitar.


Muerta no puedes estar
Aún siento tu corazón
Por mi palpitar,
Resucita al amar.


Cuando llegues a despertar
No vallas a olvidar
Cerrar mis ojos
Y mi manchado corazón.






Te devolví la paz
Que tanto anhelabas,
Ahora que descansas
Siempre estarás desnuda en mi cama.


No te moverás
Hasta que yo me valla,
Por siempre me amarás
Así te vallas.


Tu inercia encanta mi alma,
La obsesión pagana
Me devolvió la calma
Yacerás por siempre en mi cama.


Me sirvo de tu cuerpo
Que complace al mío,
Ambos desnudos
Me alimentaré de ti.




Solos tú y yo
Una vez más,
Solos tú y yo
En toda esta paz.




L




extre-me







Me traigo
para el camino
una huella
de tu mordisco
al final de mi espalda.







Una mariposa detenida
en la flor
que cumple
su destino de deshoje
en tu deseo.





esperando-te








Ella está allí, de pie, sobre mis párpados
desplegada la noche de su pelo
ella tiene la forma de mis manos
ella tiene el color de mi desvelo







sin









Sola
y desnuda
sin saber qué decir
cuando me alcance tu muerte
y tu hermoso cadáver
ya no resista a mi abrazo









Amantes






Desnudas afrentamos el cuerpo
como dos ángeles equivocados,

como dos soles rojos en un bosque oscuro,
como dos vampiros al alzarse el día,

labios que buscan la joya del instante entre dos muslos,

boca que busca la boca,
estatuas erguidas
que en la piedra inventan
el beso
sólo para que un relámpago de sangres juntas
cruce la invencible muerte que nos llama.
De pie como perezosos árboles en el estío,
sentadas como diosas ebrias
para que me abrasen
en el polvo tus dos astros,

tendidas como guerreras de dos patrias que el alba separa,

en tu cuerpo soy el incendio del ser.



Jorge Gaitán Durán




Ya






No digas
no respires

soy tuya

cogeme

hasta matarme



ellas








Dos mujeres se abrazan
en la cama
a las tres de la mañana
se besan en la boca
yo soy una de esas mujeres
cualquiera de ellas
soy también la cama
los labios de la habitación clara
el tiempo del beso.